Viajar en crucero tiene algo que engancha, al menos a nosotros: el mar acompañándote día y noche, ofreciendo vistas panorámicas que no verías de ninguna otra manera; la ilusión de despertarte en un destino nuevo cada mañana y esa mezcla perfecta entre relax y aventura.
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El MSC Opera fue mi tercer crucero, y aunque ya tenía algo de “tablas” navegando, puedo decir que este viaje me sorprendió de una forma distinta. No entraré todavía en detalles de mis experiencias anteriores (eso lo dejaré para próximos posts 😉), pero hoy quiero contarte cómo fue embarcar en este barco en particular, qué me gustó y qué creo que podrías tener en cuenta si estás pensando en elegirlo.

El MSC Ópera: un barco con personalidad
El MSC Opera es un barco de tamaño medio-pequeño dentro de la flota de MSC (el más pequeño en el que navegamos, el más grande ha sido el MSC WORLD EUROPA, pero eso ya es digno de otro post 🤩) Eso significa dos cosas: es más manejable, muy fácil orientarse desde el primer día, nada de perderse en un laberinto interminable de pasillos. Y se respira un ambiente más tranquilo: menos masificación, más sensación de cercanía y privacidad.

A bordo no falta nada: varios restaurantes y buffet, bares con música en vivo,…


…teatro con funciones diferentes cada día, gimnasio, spa y, por supuesto, piscinas y jacuzzis mirando al mar. También cuentan con salas de entretenimiento para niños (y para los no tan niños😅) y zona acuática de juegos infantil, en la que nuestro peque lo gozó de lo lindo 🥳.



No es un barco deslumbrante por tamaño o por extravagancias, pero tiene ese encanto de los cruceros clásicos donde realmente disfrutas del tiempo a bordo.

Nuestro camarote
Resultó cómodo y funcional. Aunque era más pequeño que en nuestras anteriores experiencias, y no dimos conseguido con balcón, era lo suficientemente amplio para los tres, sin sensación alguna de agobio. Contaba con todo lo necesario y la limpieza fue impecable (excepto el primer día que el baño daba sensación se no estar impoluto, pero los siguientes dias, todo fenomenal) y el personal siempre atento. El peque disfrutó un montón jugando en su cama litera 😅, aunque por las noches dormía en nuestra cama ya que suele moverse mucho mientras duerme y con el meneo de barco que hubo durante unas noches… preferimos prevenir y evitar caídas.

Cada dia nos sorprendían con algún detalle, en especial para el peque, al que le hacían todo tipo de animalitos con las toallas.

Como reservamos con muy poca antelación, apenas quedaban cabinas disponibles, por lo que tuvimos que elegir el primer camarote de proa (justo el que señalo con la flecha).

Iba un poco temerosa de que nos pudiésemos marear un poco, pero para nada, aunque sí hubo noches de mucho meneo por el viento (eso sí, la biodramina en la maleta por si las moscas 😉). Fue una grata experiencia, ya que justo al lado de nuestra cabina, teníamos acceso a la zona de proa.


Un espectacular mirador al que acudíamos antes de llegar a puerto, cuando volvíamos a zarpar, y visitar cada noche antes de ir a dormir para disfrutar de la luna, el mar y el cielo estrellado. Una auténtica gozada.

En cuanto a la comida, el buffet ofrece variedad suficiente para no aburrirse en una semana (aunque sí repetirás pasta, pizza,…cómo no, al ser un barco italiano 😅). Abierto unas 20 horas al día, verás que no hay problemas de horario.
El restaurante principal es ideal para cenas más tranquilas, con servicio a mesa y menús diferentes cada noche. Nos sorprendió la relativa privacidad de las cenas, puesto que en los anteriores cruceros siempre teníamos compañeros de mesa, en éste era más íntimo, ya que cada uno se sentaba con su propio grupo.
La animación y el entretenimiento fueron correctos: espectáculos cada noche, música en vivo y actividades para todos los gustos. Quizás no tan impresionantes como en barcos más grandes, pero suficientes para mantenerte entretenido.
⚓ Las escalas: para mí, es uno de los puntazos de viajar en crucero (a parte de navegar que me encanta). Es una forma práctica de ir encadenando destinos sin tener que hacer y deshacer maletas ni coger aviones.

Aunque claro está, también tiene sus inconvenientes, como la duración de algunas escalas. Algunos destinos se pueden ver bien en un día, pero en otros, quedarse alojados en un hotel o apartamento durante más días es fundamental para visitarlos bien.
En este viaje con el MSC Opera recorrimos el mar Adriático, desde Venecia (a la que habíamos llegado 3 dias antes para disfrutarla con calma)👉 descubre más sobre Venecia aquí.
Itinerario de nuestro viaje en el MSC Ópera
1️⃣Dubrovnik (Croacia)🇭🇷 👉descubre más aquí
2️⃣ Corfú (Grecia)🇬🇷 👉descubre más aquí
3️⃣Kotor (Montenegro)🇲🇪 👉descubre más aquí
4️⃣Bari (Italia)🇮🇹 👉 descubre más aquí
5️⃣Zadar (Croacia)🇭🇷 Nosotros decidimos no ver Zadar e ir a los Lagos de Plitvice. 👉Descubre más aquí
6️⃣Regreso a Venecia 🇮🇹
✅ Lo mejor y lo mejorable ❌
Lo que más me gustó
- el tamaño del barco, mucho más fácil de recorrer y con un ambiente cercano; y las vistas desde la cubierta, con esos atardeceres de postal.
- la rapidez del embarque inicial. Nosotros contratamos la experiencia fantástica que nos otorgaba embarque prioritario.
- la rapidez del embarque y desembarque durante las escalas.
- La amabilidad de todo el personal, en especial nuestros camareros de mesa durante el servicio de cenas, que hicieron las delicias del peque con mimos y sorpresas.
- Nos recibían al llegar de disfrutar de cada escala, con toallas frías y bebidas refrescantes para paliar el intenso calor.
- El menú de las cenas, con platos variados, completos y deliciosos.
Lo que menos me gustó
- la variedad del buffet en general, y en especial, los puestos de comida de casi 24 horas, en los que siempre se servía lo mismo: diferentes pizzas, hamburguesas y acompañamientos.
- quizá mejoraría también la calidad de los espectáculos nocturnos.
- la decoración del barco: aunque le han hecho una renovación, no es tan espectacular como la de otros MSC.
- las excursiones: realmente desde mi punto de vista, no merecen mucho la pena. Suelen ser muy caras y las visitas guiadas son a toda prisa. Por lo que nosotros intentamos evitar a toda costa hacer sus excursiones y contratar otras externas, a través de Get your Guide por ejemplo, e incluso recorrer los destinos a nuestro aire sin limitaciones de espacio ni de tiempo.
Conclusión
El MSC Opera me dejó un recuerdo muy especial. No es un barco que busque impresionar con dimensiones gigantescas, pero sí te permite vivir la esencia del crucero de una manera más relajada y personal.

Al ser mi tercer crucero, puedo decir que cada barco tiene su propia alma… y el Opera tiene la suya: sencilla, acogedora y perfecta para quienes quieran disfrutar tanto del mar como de las escalas.
En próximos posts te contaré tips y recomendaciones a tener en cuenta a la hora de viajar en cruceros, y cómo fueron mis otras experiencias a bordo de diferentes barcos, para que puedas comparar y decidir cuál encaja más con lo que buscas si estás pensando en lanzarte a tu primer (o siguiente) crucero. 🚢✨



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